miércoles, 4 de enero de 2012

Calle Hercules










La calle Hércules, que se encuentra entre Mentidero y Fragela, lleva este nombre desde la antigüedad, únicamente ha ostentado otro, con el que se encuentra citada en documentos de 1686, San Servando y San Germán.


                Hércules, según la mitología, mantiene analogías con los dioses asirios y fenicios y su culto muy extendido en el mundo antiguo: dios del sol y de la fuerza, nació en Tebas, de la unión de Zeus con Alomena, esposa de Anfritión, murió a causa del fuego que le produjo su túnica empapada de la sangre de Neso. En su caída incendió un bosque, subiendo al Olimpo entre los fulgores de las llamas, lo que se equipara a la imagen de la puesta del sol.


                Hércules es considerado un atrevido navegante y conquistador, que dominó y pobló Cádiz 1770 años antes de Cristo  la fundación de nuestra ciudad no se atribuye a él, sino a Tharsis, nieto de Jofer. Hércules estableció en Cádiz su trono después de dar muerte a los Geriones, cambiado el nombre de Tartesos por el de Gades, dejó el reino de Hispalo, a quien sucedió Hipan y volvió a ocuparlo en el año 1678. En Santi Pectri le fue levantado un templo, de cuya magnificencia hablan entre otros Estrabón y Plinio. La leyenda indica que Hércules murió y fue sepultado en Cádiz. Asimismo, entre las acciones que se le atribuyen está la lucha con dos leones, que simbolizan la apertura del estrecho de Gibraltar. El culto a Hércules se mantuvo durante muchos siglos entre los gaditanos. Alfonso X conservó la mitología al darle su figura al escudo de la ciudad. En Cádiz existían dos torres llamadas de Hércules en 1550, una donde hoy está torregorda y la otra como doscientos pasos más cerca de la ciudad, ambas iguales de altura, dice Adolfo de Castro, la ultima de ellas posiblemente fue destruida cuando el saqueo de los ingleses, porque en el siglo XVII solo se habla de una torre.


                Esta fue totalmente destruida en el terremoto acaecido el 1 de Noviembre de 1753. Por otro lado, las dos columnas del non plus ultra del que habla los antiguos historiadores pudieron ser las dos torres que señalaban la entrada del Puerto de Cádiz, una en la punta de la isla de San Sebastián, donde hoy está el faro, y otra también altísima, e igual en el Cabo Candor. Servían para avisar con fuego nocturno la entrada y el peligro de los puertos.

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