lunes, 21 de febrero de 2011

CASTELAR (Actual Pza. Candelaria)








 curiosas son las alteraciones que ha sufrido el nombre de ésta hermosa plaza, tan favorecida por el publico. Serenados  los ánimos, no se conciben los diferentes y contrarios acuerdos adoptados con motivo del nombre que hoy ostenta, con legitimo orgullo de los gaditanos. Por primera vez, en 30 de  Septiembre de 1869,  sustituye el nombre de Castelar el de Candelaria en la que entonces era una pequeña plaza.


      El 12 de Febrero de 1873 se le dio el nombre de Castelar, luego había desaparecido el de Castelar. El 3 de Noviembre de 1873, se propone que la plaza resultante del derribo del convento lleve el mismo nombre que la pequeña que antes formaba aquello sea el de Candelaria, al mismo tiempo se proponía el arreglo de las calles afluentes de ella.


 La de Bilbao (de Cobos a la Plaza) se llamaría de Sagunto, y desde la plaza de Candelaria, de Bilbao la del torno de Candelaria (de Prim a la Plaza) Escuelas y desde la plaza a la calle de Abenda de Montañés. Proyecto que fue suspendido por el Cabildo siguiente, fecha 5, desistiéndose en definitiva en el 22, entre otras razones porque no sabía si la plaza era de domino publico. Al año siguiente el 18 de Febrero se le da el nombre de Emilio Castelar. En 1879 se propone poner una estatua de D Diego Fernández Montañés, pero es denegada dicha petición.




      Por ultimo el 2 de Marzo de 1883 la comisión de policía urbana al designar la calle Cruz de la Madera para llevar el nombre de D Antonio López, pide el de Castelar para la de Candelaria. La primitiva plaza era un pequeño espacio, que resultaba entre la fachada del convento y la alineación de las calles Santo Cristo y Montañés; tenía grandes y añosos arboles que la hacía muy sombría y asientos de piedra con respaldo de hierro. El convento fue fundado por el Obispo. D. García de Haro, el año 1567, estableciéndose con doce piadosas mujeres en la ermita de Ntra. Sra. de San Roque (hoy parroquia) trasladose en 1593 a la antigua ermita de los moriscos y protección del Obispo D. Antonio Zapata, que les donó los avales inmediatos para el albergue. El edificio se reedificó en 1680 a 1690, siendo el estado ruinoso en 1873, cuando en aquellos azarosos días se acordó su derribo, que con notables y enérgicas protestas del gobierno eclesiástico se empezó el 28 de marzo de dicho año. Terminado el derribo quedó mucho tiempo ocupado por los materiales suscribiendo discusiones sobre el destino que había de darse el mismo.


      Los vecinos de la plaza, con la intervención municipal, lo adquirieron en propiedad, con la condición de que no se edificase en él, destinándose al servicio publico por eso al concederse en sesión de 18 de Noviembre de 1881 a Don José María Quintero permiso para la colocación, en su centro de un circo ecuestre, protestaron con energía, a pesar de lo cual funcionó la compañía Rinarelli y aún se le concedió una prorroga, transformándose el circo en teatro, que inauguró una compañía de Zarzuela, el 25 de Marzo de 1882. hay que advertir que la plaza no estaba urbanizada, siendo una extensa planicie de escombros apisonados. Con anterioridad había solicitado el Sr. Rafael Rocafull, establecerse en su centro un pabellón de hierro y cristal dedicado a exposición permanente siéndole negada la autorización que para ello pedía. Los parterres y calles que constituyen el lindo paseo se formaron en 1884, si bien después hubo necesidad de modificarlos, dándole a las calles de arboles mayor anchura, reformándose por ultimo en 1903. El monumento al eximio Castelar que existe en su centro, se debe principalmente a iniciativas del Excmo. Sr. D. Luis José Gómez. Alcalde entonces de esta ciudad. La antigua plaza de la Candelaria se llamó de la Ermita de los Moriscos por estar situada, antes de la expulsión de estos, en 1610, en la calle Santo Cristo después de la fundación del Convento, tomó el de Candelaria. También en 1833 le fue variado el nombre por el de Avieno, poeta.


      La calle que a mas de la plaza, existía bajo el mismo nombre de la Candelaria. La formaba el lado este de la actual plaza, conservando el nombre en la reforma de 1855 y antes de la fundación del convento y en 1906 era conocida por de Villavicencio.


El templo y la puerta de este daban a la calle dicha, las otras dos calles que cerraban  el cuadrilátero eran, por el lado de Bilbao, estrecha y lóbrega por la anchura de los muros del convento, que sujetas por grandes llaves de hierro amenazaban caer, y por el oeste la del torno de Candelaria.


      En principio no eran más que una explanada, donde estuvo instalado un circo ecuestre y posteriormente un teatro de Zarzuela.


      En 1884 se urbanizó formándose los jardines y fue reformada en 1903. El monumento a Emilio Castelar se inauguró en una gran ceremonia, el 5 de Octubre de 1903.


En el acto pronunció unas palabras otro gaditano, Seguismundo Moret. Con anterioridad se había descubierto una lápida conmemorativa en la fachada de la casa nº 1 donde nació Castelar, cuya figura fue glosada por Rafael de la Viesca.


      Emilio Castelar nació en Cádiz, el 8 de Septiembre de 1832 y murió en San Pablo del Pinatar, en 1899. Gran orador, escritor y político, fue el ultimo presidente de la primera república. Su fama como orador, que aún hoy perdura, la ganó la primera vez que habló en publico. Ganó por oposición la cátedra de historia de España, siendo separado de ella por un articulo titulado El Rasgo, que publicó en el periódico La Democracia que él había fundado, tomó parte en la revolución de Junio de 1866, tras la cual tuvo que exilarse en Francia, volviendo a nuestro país en 1868, tras la Gloriosa.


      Tras la caída de la república abandonó la política para dedicarse a la literatura y la historia. Entre sus obras merece destacarse Recuerdos de Italia y la Historia de Europa en el siglo XIX.



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