viernes, 27 de agosto de 2010

Teatro Romano de Cádiz

El Teatro Romano de Cádiz (aunque habría que decir mejor de Gades) se descubrió en el año 1980 en unas excavaciones arqueológicas destinadas a localizar el Castillo de la Villa. Hasta entonces sólo se habían visto algunas de sus galerías interiores sin identificar a que edificio pertenecían.
Así, el teatro fue abandonado en el siglo IV d. de JC. Sobre sus ruinas los musulmanes edificaron una fortaleza hasta que en el siglo XIII el rey Alfonso X El Sabio la reconquista trazando sobre él parte de la ciudad medieval.

Hoy en día, hay edificios modernos como la guardería municipal que se superpone al teatro, al igual que la Posada del Mesón, la Casa de Estopiñán y la Casa de Contaduría, edificios que componen el barrio del Pópulo, y que junto con los restos que quedan de la ciudad medieval impiden el que se pueda excavar el teatro en su totalidad.
El Teatro de Cádiz tiene ciertas características, que lo diferencian del resto de teatros romanos hallados hasta la fecha, como son:
Es de los teatros más grandes. El diámetro de su cavea[1] es de más de 120 metros, y su aforo sería alrededor de unos 20.000 espectadores, bastantes si tenemos en cuenta que su población rondaría los 50.000 habitantes.
Es el teatro más antiguo entre los conocidos hasta ahora de la Península.
Es de los pocos edificios públicos de la Hispania Romana a los cuales personajes tan relevantes como Cicerón o el historiador griego Estrabón lo mencionan en sus obras. En una carta de Asinio Polión, entonces gobernador de la Bética, a Cicerón se dice que Balbo, el menor, fundador de la Neápolis, la ciudad nueva representó en el teatro de Gades una obra escrita por el mismo, que recordaba su colaboración con Julio César y que en este mismo teatro hizo de una vez las elecciones de dos años, reservó catorce gradas de asientos a los caballeros gaditanos, premió a un actor con el anillo de los caballeros y a otro actor lo mandó ejecutar por ser muy feo.

Cuenta Estrabón que los gaditanos en un principio vivían en una ciudad muy pequeña; "más Bálbos el Gaditanós, que alcanzó los honores del triunfo, levantóles otra que llaman Nueva; de ambas surgió Didyme, cuyo perímetro, aunque no pasa de veinte stadios, es lo suficientemente grande para no sentirse agobiada de espacio". Y así se inició la construcción de la Neápolis y la de un teatro que, actualmente, está considerado como el más antiguo y de mayores dimensiones de Hispania. Todo un ejemplo del esplendor que vivió Gades en la Antigüedad clásica.
El edificio se abandonó a finales del siglo III y fue saqueado a partir de la centuria siguiente, aunque en época tardorromana, islámica y cristiano-medieval, los restos de su estructura fueron utilizados como almacenes, cuadras, parte de viviendas, etc.
El Teatro Romano de Cádiz surgió "dentro de los planes urbanísticos de una familia gaditana, los Balbo, en su intención de dotar a su ciudad de importantes edificios públicos, a imitación de su capital, Roma", cuenta el arqueólogo Ángel Muñoz Vicente. Los Balbo proyectaron ampliar el antiguo asentamiento fenicio construyendo otro nuevo junto a él. Este núcleo urbanístico es conocido como Neápolis, y de él se conocen, además del teatro, numerosos restos urbanos excavados en los últimos años. "Igualmente tenemos noticias de la existencia de otro importante edificio público, el anfiteatro, en el barrio adyacente al Pópulo, el de Santa María, en las cercanías de las actuales Puertas de Tierra", apunta Muñoz, para quien el Teatro Romano es "uno de los pocos edificios antiguos de nuestra Península que cuenta con referencias directas de los autores importantes de la época. Así, Cicerón, refiriéndose al mandato político de Balbo en Cádiz, alude a ciertos usos del edificio por este personaje en beneficio propio".
Si los restos del anfiteatro fueron visibles al menos hasta el siglo XVI –su perímetro aparece representado en un grabado de esa época de Antón de las Viñas– el Teatro, por el contrario, estaba ya cubierto, o sus estructuras reutilizadas e integradas en la villa medieval erigida por Alfonso X el Sabio en el siglo XIII.
Del teatro no se sabía nada fuera de los textos clásicos, entre los cuales algunos indicios señalan que ya en el año 44 a.C. se habían representado allí obras de teatro como Iter, una autobiografía de Lucio Cornelio Balbo "El Menor", para conmemorar su elección como magistrado local y en la que narraba su intervención en las guerras civiles; crónicas posteriores relatan que el propio autor lloró al contemplar la representación y recordar a Julio César, que había sido asesinado sólo unos meses antes. También se habla del teatro en las Cartas a familiares de Cicerón (43 a.C.) Asinio Polión, en carta a Cicerón afirma que, en los juegos organizados por Balbo en Gades, había en el teatro catorce filas de asientos reservadas a los caballeros.
Y aunque desde el siglo XVIII existen referencias a subterráneos en la zona –sin duda relacionadas con algunas de las galerías del monumento, y que hablan de pozos que permiten acceder a una rotonda con asientos de mármol– hubo que esperar hasta octubre de 1980 para que, de una manera inesperada y casual, afloraran los restos del Teatro.
A principios del siglo XX, el obispo cedió temporalmente a Rafael Manzano el patio de la Catedral Vieja, que ya sólo era una explanada llena de escombros, para que allí construyera un barco (el vapor Covadonga). Luego del Covadonga decidió comprar el solar prestado y en él montó una fundición. En 1950 la empresa Manzano se une con la empresa Vigorito (de antiguos italianos afincados en Cádiz) y reservan la instalación para almacenar hierro y suministros marítimos; la gente la conocía como Almacenes Vigorito. Así estaban las cosas hasta que en 1979 se produjo un incendio en los almacenes Vigorito.
En 1980 los sondeos arqueológicos encargados por el Ministerio de Cultura al entonces director del museo de Cádiz, Ramón Corzo Sánchez, para delimitar la zona de expropiación para descubrir la alcazaba medieval deparara el hallazgo del monumento romano. Posteriores sondeos permitieron localizar las gradas superiores, y, poco a poco, se excavó un tramo de la galería y del graderío.
Hoy, del teatro romano perduran un buen número de filas de gradas de la media cavea y se han documentado las gradas inferiores y parte de la orchestra. Hormigón romano, mortero de cal con piedras y un revestimiento de cal son los materiales con los que se construyó el monumento.
Ángel Muñoz indica que el sector superior de la summa cavea ha desaparecido tanto por la utilización de sus materiales para construir inmueble en la época medieval como por la propia acción del mar. Pero junto a este sector socavado se ha conservado "excepcionalmente", dentro de otras construcciones, un tramo de muro curvo que corresponde a la fachada trasera del Teatro, "así como parte del entramado que sostendría el graderío y el inicio de un pasillo o deambulatorio tras la fachada".
Entre esta zona y la primera línea de gradas conservadas se observa también una hilada de sillares de piedra ostionera "que quizás corresponda a la pared lateral de mayor radio de una galería superior, perdida en su mayor parte al arrancar la misma desde la cota de suelo que hoy pisamos". Por el oeste, el graderío se adentra bajo el ábside de la Catedral Vieja, la Casa de Contaduría eclesiástica, la Posada del Mesón y la Casa de Estopiñán, que conserva restos en la planta baja. Y por el extremo oriental el graderío entra bajo la Guardería Municipal y, por consiguiente, bajo los cimientos del castillo medieval.
Otro sondeo permitió en 1999 comprobar la existencia de otra bóveda simétrica a la documentada en la Casa de Estopiñán y permitía establecer la orientación del monumento y su diámetro: 120 metros.
Para Muñoz, el futuro del Teatro "pasaría por un replanteamiento de la ordenación urbanística actual de un grupo de inmuebles de escaso o nulo valor arquitectónico e histórico" del siglo XIX, "cuyo derribo permitiría sacar a la luz el resto del edificio, pudiéndose visualizar totalmente la orchestra, el resto del graderío y la scaena del teatro más antiguo de Hispania".
Tras un laborioso proceso de restauración y acondicionamiento actualmente el edificio está perfectamente acondicionado para visitas, constituyendo un ejemplo significativo de integración de restos arqueológicos en la trama urbana de la ciudad de Cádiz.
El teatro de Gades, al ser muy antiguo, conserva muchas características de los teatros griegos, aunque con adaptaciones hechas por los romanos. Como era corriente hacer por ellos, se utilizó un desnivel del propio terreno para apoyar en la roca gran parte del graderío, que era de hormigón. Las técnicas constructivas son las características de la etapa republicana, sobre todo usaban el hormigón (opus caementicium), mortero de cal, cascotes y arena que era más resistente y salía más económico que la cantería tradicional.
Todo el graderío en la zona superior e intermedia iba cubierta con un revoco de cal y cerámica triturada, y la zona más cercana a la orchestra llevaba sillares.

Todos los teatros romanos eran en realidad una representación de la sociedad romana y sus clases sociales bien diferenciadas y separadas por pasillos llamados euripos.
El graderío está construido en forma de herradura, de semicircunferencia para conseguir la acústica deseada. Está orientado al Norte, hacia el mar divisándose desde las caveas superiores toda la Bahía de Gades.

El muro exterior, además de para cerrar el edificio, se utilizaba como hoy día hacemos para colocar los anuncios de los espectáculos que se iban a ofrecer mediante rótulos pintados sobre el propio muro.

El porticus era la zona más alejada del escenario, se colocaría aquí la plebe más humilde (sin toga), las mujeres y los niños que no tuvieran educadores privados. A continuación los esclavos siempre de pie, salvo que sobraran asientos reservados a personas libres.

Summa cavea, donde se sentarían los libertos.

Media cavea, donde se colocaría el público en general, los ciudadanos, los huéspedes, funcionarios públicos...

La ima cavea es la zona del graderío más cercana al escenario, más privilegiada por tanto y destinada a las autoridades y personas importantes de la ciudad de la aristocracia. Existía una ley que obligaba a reservar las primeras 14 filas a los equites, sector importante que tenían el poder económico en sus manos. En este caso, de Gades se menciona que había 500 équites [2] lo que da idea de la importancia económica que tendría la ciudad entonces. También podemos apreciar desde aquí las huellas de los velarium, que eran grandes toldos sostenidos por postes de madera para proteger al público del sol además de funcionar como elemento para potenciar la acústica del teatro.

Orchestra. Es la zona semicircular entre el graderío y el escenario. Mientras que en el teatro griego esta zona era de gran utilidad, en el teatro romano se reservaba para los senadores. Estos asientos separados del resto del pueblo estarían señalados para los cargos a los que estaban reservados.

Podium. Plataforma donde actuaban los actores.

Scaena. Portada de dos pisos generalmente, adornado con columnas y estatuas de los emperadores que cerraba el frente del teatro. Solían tener pantallas giratorias para cambiar de decorado y plataformas móviles que trasladaban a los actores a través de la escena o de arriba abajo para representar a los dioses. Utilizaban recursos escénicos como barriles llenos de piedras.
La excavación sólo ha dejado al descubierto una porción del edificio (parte media del graderío y la galería que discurre bajo él) pero por ella podemos hacernos una idea aproximada de sus características. Se levantó aprovechando parcialmente la pendiente del terreno para apoyar sobre ella el graderío. Las ruinas de la escena y el pórtico que se abriría tras la orchestra permanecen sepultadas bajo el caserío del barrio del Pópulo.
Las técnicas constructivas son características de la etapa republicana; sobre la mampostería y el aparejo isodomo (sillares puestos en hiladas iguales) predomina el hormigón, opus caementicium, mortero de cal, cascotes y arena, de gran plasticidad, resistencia, y sin el costo ni la complejidad de la cantería tradicional. Con él se modeló todo el graderío, que en la zona intermedia y superior iba cubierto con un leve revoco de cal y cerámica triturada, opus signinum, mientras que en la más cercana a la orchestra llevaba un forro de sillares.
Presenta rasgos muy antiguos, con graderío en forma de semicircunferencia prolongada como una herradura, asientos distribuidos radiálmente en varios sectores y perfil parabólico en la sección de las gradas para conseguir la acústica adecuada. Disposición similar tienen algunos teatros helenísticos tardíos, cuyos paralelos más cercanos se localizan en el sur de la península itálica y Sicilia.
Entrando en las ruinas, vemos que la mayor parte de la summa cavea desapareció por la reutilización de las piedras en edificaciones medievales pero se ha conservado un tramo de muro curvo (muy alterado por sucesivas reformas) que corresponde a la fachada; también se ve una parte de un pasillo situado tras la fachada.
Entre esta zona y la primera línea de gradas hay una fila de sillares que pudieron ser de la pared lateral de una galería superior.
A la izquierda las gradas se meten bajo la Catedral Vieja y por la derecha se meten bajo la Guardería Municipal.
El graderío, o cavea, aparece dividido en tres sectores. La summa cavea podría estar basada sobre muros anulares y radiales y constituida por un armazón de vigas de madera, quizás cubierta con un toldo o velarium apoyado en postes de madera, cuyos hoyos cuadrados de anclaje aparecen en las gradas. Perdura la mayoría de las filas correspondientes a la media cavea y se han documentado las gradas inferiores y parte de la orchestra; los dos sectores inferiores, apoyados sobre galerías abovedadas, se encuentran en muy buen estado de conservación.
Una zanja abierta en el eje del teatro permite observar una pequeña superficie de la zona inmediata a la orchestra, que estaba separada del graderío por amplio pasillo y antepecho, del que únicamente se conserva el arranque de una de las lajas de piedra que lo conformaban. También se pueden observar los sillares originales que formaban la galería en esta zona y el arranque de la escalera central.
Otro importante sector excavado es un amplio tramo de la galería que canalizaba la circulación de espectadores para acceder desde el exterior a los asientos de la zona media del graderío, el cual en parte descansa sobre ella. Es de amplias dimensiones y se cubre con una bóveda anular de medio punto o de cañón. Al igual que en el exterior el material más utilizado es el hormigón.
Para construirla fue necesario recortar previamente la roca natural y luego, con sillares perfectamente labrados en la misma piedra, se levantó el muro externo, mientras en la parte inmediata al terreno natural se hizo un muro de hormigón de la misma altura. Sobre ambos se dispuso un molde de madera, o encofrado, para formar la bóveda también con hormigón.
En el muro exterior se abren los vanos (o vomitoria) que comunican con el graderío y lucernarios para iluminar el espacio de la galería. De los seis accesos al graderío que había se han localizado cuatro. En los accesos observamos huellas de una reforma que debió realizarse cuando el edifico aún estaba en construcción.
El diseño original disponía una serie de escalones para salvar el desnivel existente entre la galería y el graderío, pero, por causas desconocidas, posiblemente problemas en la evacuación de las aguas pluviales, hubo que elevar el pavimento de la galería y en consecuencia anular parte de los escalones cubriéndolos con una rampa de sillería para salvar el nuevo desnivel.
En las zonas donde se ha destruido la rampa podemos observar que algunos escalones quedaron incluso sin terminar de tallar, labor que debía realizarse una vez colocados. Otros, que sí están acabados, no presentan el desgaste lógico provocado por el uso. Como consecuencia de esas transformaciones fue necesario transformar también la zona superior de los vomitorios.
Esta galería permanecía casi completamente anegada hasta hace poco, ya que en ella desembocaba una antigua cloaca.
El que era el mayor teatro romano de Hispania debió tener, pese a ser el más antiguo también, una decoración acorde con sus dimensiones. En el museo de Cádiz se conserva un trozo de cornisa de mármol con delicados adornos vegetales. Otro elemento decorativo rescatado es un fragmento de estatua representando una figura masculina. Es curiosa un decoración a base de dos figuras de conejos en actitud de comer hojas y frutas.
Pero lo verdaderamente curioso es que, durante una de las fases de excavación (y en niveles romanos) se encontraron restos cerámicos de un plato conteniendo conchas de caracoles terrestres y huesos de conejo doméstico; verdaderamente los gaditanos tenían entre sus bocados favoritos el "conejo con caracoles" y le homenajeaban elevándolo a motivo decorativo del propio teatro.
Tras la excavación ha quedado vacante una multitud de piezas que esperan el día en que puedan ser combinadas como las de un puzzle para ser montadas y reproducir algunos trozos del viejo teatro, en lo que se ha sacado hasta ahora. Para sacar el resto del edificio y ver toda la orchestra, todo el graderío y la scaena del teatro más antiguo y el segundo más grande de Hispania habría que derribar las construcciones decimonónicas que tienen poco valor histórico pero, eso sí, gran valor económico.



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CASA DE LAS CADENAS


La Casa de las Cadenas de Cádiz se encuentra situada en la calle Cristóbal Colón número 12, en el centro del casco histórico de la ciudad, y se construye en el año 1693 para su promotor, don Manuel de Barrios.
Ejemplo emblemático del tipo de casa señorial gaditana conocida como de Cargadores de Indias, es éste un noble edificio de cuatro plantas de altura que se organiza en dos cuerpos según una solución compositiva habitual en Cádiz: las dos primeras plantas están construidas con la clásica piedra ostionera de la zona, a manera de zócalo de base de todo el edificio, mientras que las dos plantas superiores quedan revestidas por convencionales paramentos acabados en color blanco.

Cuenta con una espléndida portada barroca labrada en mármoles italianos traídos de Génova que contrasta con la sencillez de su larga fachada, de trazado algo curvo siguiendo la alineación de la calle. Se trata de una portada que basa su estructura en dos parejas de grandes columnas salomónicas con capiteles corintios que flanquean la puerta de acceso y soportan un estrecho y alargado balcón con balaustrada de piedra, focalizando la atención de todo el edificio. Un segundo cuerpo de esta portada se centra sobre el anterior en un hueco al que se le adosan a cada lado pilastras pareadas de orden jónico con decoraciones en relieve a base de guirnaldas y rostros infantiles. Se remata la composición con un original frontón curvo en cuyo tímpano se despliega una decoración menuda con figuras de ángeles que centran un motivo eucarístico.
Casa de las Columnas. Fachada general.Otro elemento singular de este importante edificio es su torre-mirador, elemento característico de las construcciones gaditanas que aparecen a finales del siglo XVII y adquiere personalidad propia durante la siguiente centuria. Convertida en un elemento de prestigio de los prósperos comerciantes gaditanos de la época, la correspondienjte a esta Casa de las Cadenas presenta influencias del estilo neoclásico y se resuelve con altas pilastras de orden toscano que contribuyen a aumentan la esbeltez de su figura.
Interiormente cuenta con un bello patio sobre cuatro columnas cuyo cuerpo superior se cierra mediante una galería acristalada.


Completamente reformada en el año 1987 por los arquitectos Antonio Ortiz y Antonio Cruz, actualmente el edificio se muestra en todo su esplendor y alberga la sede del Archivo Histórico Provincial de Cádiz.
.Es una magnífica casa-palacio, de estilo barroco, para cuya construcción hubo que demoler varias fincas colindantes, incluida la primitiva casa. Se le concedió el privilegio de inmunidad tras haberse refugiado en ella la procesión del Corpus de 1692, en su pórtico, de mármol genovés, se colocaron unas cadenas, hoy perdidas, que recordaban el acontecimiento y a las que debe su nombre. En el pórtico son dignas de mención las cuatro columnas salomónicas y el balcón abalaustrado enmarcado por cuatro pilastras jónicas y un frontón curvo.
En su interior es notable el patio con columnas de orden toscano y la cúpula elíptica sobre pechinas que cubre la escalera.
La Casa de las Cadenas se encuentra cerca de la Plaza de San Juan de Dios y a escasos metros de la Catedral de Cádiz






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martes, 17 de agosto de 2010

Eduardo Benot y Rodríguez


Eduardo Benot y Rodríguez nace el 26 de noviembre de 1822 en la calle de la Virreina, demolida hace años para ampliar la plaza de la Catedral Nueva de la ciudad de Cádiz. Fue bautizado el 29 de noviembre. Sus padres fueron D. Julián Bernardo Benot, de origen italiano, y Dña. Rafaela Rodríguez.

Benot tuvo una infancia muy enfermiza. Él mismo lo cuenta a León y Domínguez en una de sus cartas: "Yo vine al mundo muy falto de salud, decíame en una carta. Me dieron a los dos años las viruelas y desde entonces fue el rigor de las desdichas. Me entraron frecuentemente alferecías, padecía de los ojos, y raro era el mes en que yo no hacía cama". La familia encarga su curación a un tal D. Joaquín Cordero, médico sin ejercer, hombre rico, caritativo y brusco, poco amigo de los farmacéuticos y de la excesiva medicación. D. Joaquín recomienda paseos y carreras matutinas para la recuperación del niño y una rigurosa dieta. La más energética recomendación médica es la de no coger ningún libro: sólo le permite dibujar para no aburrirse (sin duda debía demostrar el enfermo un excesivo interés por la lectura, para provocar una prohibición tan extrema).
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Joven muy despierto, a los catorce años ya publicaba artículos políticos en "El Defensor del Pueblo". Explicó lógica en el prestigioso colegio gaditano de San Felipe de Neri, del cual fue rector, director y gerente y donde fue promulgada la Constitución de Cádiz en 1812. Estuvo encargado de las cátedras de Astronomía y Geodesia en el Observatorio de Marina de San Fernando (Cádiz) y fundó el Instituto Geográfico y Estadístico. En 1868 fue diputado republicano a Cortes por Jerez y en 1869 fijó su residencia en Madrid. Senador en 1872 por Gerona, fue ministro de Fomento en la Primera República Española durante la presidencia de Francisco Pi y Margall (1873). Fue profesor en la Institución Libre de Enseñanza. Dirigió "La Discusión", órgano del partido federal. Al restaurarse la monarquía en 1874, emigró a Portugal, pero fue expulsado de este país y regresó a España, donde vivió ya alejado de la política, pero en amistad fraternal con Francisco Pi y Margall, dedicado por completo a los trabajos científicos y filológicos; por estos últimos y por su obra literaria ingresó en la Real Academia de la Lengua Española en 1887. Tuvo una tertulia en su casa, a la que acudían los hermanos Antonio y Manuel Machado. En 1893 volvió a ser contra su voluntad diputado por Madrid, y en 1901, a la muerte de Pi y Margall, quedó de jefe del partido federal.

Falleció en Madrid en 1907.

Labor
Fue autor de dramas, comedias, poesías y artículos de prensa. También elaboró estudios de Física y Matemáticas. Fue un gran pedagogo de las lenguas y publicó obras para la enseñanza de los idiomas inglés, francés, italiano y alemán. Se distinguió especialmente por sus obras filológicas y fue un gran estudioso de la métrica castellana. Figuran entre sus obras más importantes Prosodia castellana y versificación, Gramática filosófica de la lengua castellana, Arquitectura de las lenguas y Diccionario de ideas afines (1899). Sus ideas gramaticales están fundadas en una concepción racionalista y casi matemática del idioma como expresión exclusivamente lógica del pensamiento humano, con un fondo de coincidencias estructurales entre todas las lenguas que justifica la existencia de una Gramática general. En Benot se percibe una presencia efectiva de los nuevos aires procedentes de la lingüística histórica y de la nueva Psicología, que se estaba constituyendo como ciencia positiva por aquel entonces, lo cual suscita en el gaditano un funcionalismo extremo y una comprensión más amplia del lenguaje humano y no evitó los problemas a que podía llegar con ese enfoque; por ejemplo, en su Arte de hablar. Gramática filosófica de la lengua castellana (1910) tropezó con el patrón sintáctico Sé a lo que vienes, señalando que la preposición no aparece, como sería de esperar, ante el pronombre relativo, sino que se coloca delante del antecedente, contraviniendo los principios sintácticos más básicos. De ahí que Benot, como buen representante de las corrientes racionalistas, señale que la construcción correcta debería ser Sé lo a que vienes y no desatienda el uso, por lo que señala que "los escritores modernos cuidan algo de evitar estas construcciones..., pero el uso prosigue tenaz y sin variación ninguna." Incapaz de encontrar un análisis adecuado para la construcción popular, concluye: "Hay aberraciones que no consienten el análisis". Tuvo algunos seguidores, como Vidal Rodríguez, quien en 1925 saca a la luz la segunda parte de sus Lecciones de gramática española bajo el título de Sintaxis. Como científico tradujo, de M. F. Vallés, Errores en los libros de matemáticas: estudios filosóficos sobre la ciencia del cálculo, Cádiz, 1863 (Imp. de la Revista Médica) y entre otros opúsculos fue uno de los primeros interesados en explotar la energía maremotriz. Las preocupaciones pedagógicas constituyeron asimismo una constante a lo largo de toda su vida; introdujo el Método Ollendorf en España para enseñar lenguas modernas y lo aplicó la enseñanza del inglés, el francés, el italiano y el alemán, cuyas gramáticas elaboró con claves de ejercicios; sus ideas en cuanto a pedagogía general influyeron, más que en la Institución Libre de Enseñanza, en la Generación del 98. Su Diccionario de ideas afines (1899) fue elaborado por una sociedad de escritores dirigida por él y tuvo entre sus colaboradores a Antonio y Manuel Machado

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