miércoles, 1 de septiembre de 2010

CALLE ALONSO EL SABIO (Actual Pelota)

 Cádiz, la ciudad culta por excelencia, no pagó la deuda de gratitud que debía al más sabio de los Reyes, y al que debió su repoblación y privilegios, hasta el año 1855. En 1º de Junio de 1250 ocupó el trono de San Fernando su hijo Alfonso X el que, continuando las gloriosas tradiciones de sus antepasados, organizó sus huestes y avanzó por las provincias de Huelva y Cádiz, apoderándose, no sin lucha, de Arcos, Jerez, Medina Sidonia, Rota y Sanlucar, mientras que una escuadra, al mando de D. Juan García Villamejor, se presentó de improviso en la bahía de Cádiz, ganando para la Corona de Castilla la pobre aldea que había de ser después la floreciente ciudad de Cádiz.


No se ocultó a la clara inteligencia del sabio Rey la importancia de esta empresa, por su proximidad a Africa y su especial situación estratégica en el estrecho, apresurándose a poblarla con trescientas familias de Laredo y Santander, dándoles fueros y privilegios que acrecentarán su importancia.



Exigió en ella la antigua sede asidonense, a la que donó valiosas alhajas, que aún se conservan, y llevó su cuidado al extremo de señalar los blasones de sus dos Cabildos; la Cruz de Santiago sobre las aguas, la eclesiástico, y Hércules fenicio al secular sintetizando la historia de la ciudad, que fue fundada por los fenicios y reconquistada por la Cruz. Sus aspiraciones al imperio de Alemania, la rebeldía de sus hijos, la enemistad de la nobleza y la malquerencia del pueblo, acibararon su vida; pero ante tantas contrariedades su espíritu no se abate y su talento abarca todas las ramas del saber humano. Responde a las tendencias de la época siendo valiente, guerrero y afortunado conquistador. Poeta, deja en sus cántigas y otras composiciones muestra de la fama alcanzada entre los trovadores provenzales y árabes. La lengua Castellana y la cultura patria le deben gratitud al desterrar el uso del latín en las leyes y documentos públicos. Legislador, unifica las leyes de un país donde tantas y diferentes existían, y aplica el fuero Real. Su código, que con modestia llamó de las siete partidas, precede a todos los demás de Europa. Historiador, pretende la necesidad de conocer la historia de la humanidad y a más de la historia de España, escribe la grande y general historia. En las tablas Alfonsinas se ve al sabio astrónomo que corrige los errores a Tolomeo y Albategio. Superior a su siglo y por encima de las preocupaciones existentes, no fue comprendido por sus contemporáneos; de ahí la enemistad de su familia, el odio de la nobleza y la hostilidad de un pueblo fanático e ignorante, murió en Sevilla el mes de Abril de 1284.


Antes del acuerdo de 23 de Abril de 1855, se llamaba esta calle de la Pelota siendo su origen las casas que se edificaron al arrimo de la muralla que rodeaba a la antigua villa, esto motivó quejas, que el Rey Felipe IV no debió atender cuando las casas continuaron en el mismo sitio. En documentos del siglo XVI aparece llamada Mesón de Montesinos. En 1610 se empedró por cuenta de los vecinos y toma el nombre de calle del Juego de la Pelota. En 1615 hay acuerdo del Municipio para adquirir la finca donde estaba el juego de la pelota, que aún se menciona por los años 1809. En el balcón de la casa que era propiedad del regidor Luis de Valenzuela Marrufo, presenciaron fiesta de toros, que se hacían en la calle, el rey Felipe IV con su hermano, el infante don Carlos y el rey Sebastián de Portugal. En 1740 se dice ya de la Pelota. Así se llamaría hasta el 23 de Abril de 1855, en que oficialmente se le puso el rotulo de “Alonso el Sabio”.


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